La primavera lluviosa de este año se trasluce en nuestro río y nuestro barrio. Sin embargo, el sábado que celebramos las IV Jornadas Ríos Vivos, el sol nos despertó inesperadamente y, de la incesante lluvia de estos meses, solo quedaban los charcos de la Fuente de la Bicha y los verdines que asoman por los postes de piedra de la barandilla del Río Genil.
Unos postes que servirán un año más de sala de exposiciones para las tablillas coloridas y esperanzadoras que han creado los niños y niñas del IES Virgen de las Nieves para homenajear a su Río Genil y concienciar sobre su cuidado.

La mañana empezó con mucho trasiego por el colegio y los aledaños. Todos los que iban llegando se sumaban a organizar y preparar los diferentes talleres, la barra para la comida y la bebida y todo los utensilios necesarios para la deliciosa paella que pudimos disfrutar. Los niños y niñas entraban y salían cargados de sillas y mesas con sus risas, sus tiernos rifirrafes y una notable cara de orgullo que da bastante sentido a todo el esfuerzo que conlleva cualquier iniciativa colectiva. La alegría y el orgullo son armas poderosísimas, especialmente en estos tiempos convulsos donde la mayoría de las ventanas al mundo producen desasosiego y angustia.

A media mañana, los talleres se desarrollaron en plena efervescencia de pequeños y mayores que iban y venían de la lectura a los anfibios, de los juegos tradicionales a la fotografía, del mercadillo al paseo en bicicleta. Todo un espacio lúdico donde compartir saberes y reflexionar sobre la falta tan acuciante en las ciudades de espacios públicos verdes y de calidad que permitan y fomenten el encuentro y el sentido de comunidad.



El momento más reivindicativo de estas jornadas fue la lectura de los manifiestos en defensa del Río Genil que el alumnado de los distintos cursos ha realizado de forma colectiva en sus clases. Además, junto al Grupo Scout San Jorge 245, se realizó una batida de limpieza por el Río Genil a la altura del colegio. En este momento, una señora del barrio que volvía de hacer la compra se acercó para preguntar por el evento y, tras explicarle todo lo que engloba este proyecto de Ríos Vivos, nos animó a seguir fomentando la creatividad en la infancia porque ella había sido maestra durante muchos años y había comprobado que “somos los adultos los que olvidamos las formas imaginativas de resolver los problemas”.




La tarde iba acercándose y llegaba el momento de poner el broche final a las jornadas.

Llegó el momento de limpiar y de recoger, y con él surgió una necesaria reflexión: ¿cómo es posible que en un evento dedicado a la concienciación sobre el medio ambiente y el cuidado de nuestro entorno se detecten comportamientos incívicos y basura por el suelo? Días más tarde, en línea con esta reflexión, hemos podido comprobar por el paseo de nuestra exposición Ríos Vivos comportamientos inadecuados que no favorecen el cuidado del espacio común.



Estos hechos tan desafortunados producen un momentáneo desánimo, pero también deben invitarnos a reflexionar y a seguir buscando formas imaginativas -recogiendo el consejo de aquella señora del río-, para seguir trabajando y sembrando un futuro esperanzador. Cualquier acción negativa, por pequeña que sea, siempre es muy visible, pero nunca será lo suficiente como para opacar el trabajo compartido y el esfuerzo colectivo de todos y todas los que creen y actúan por un mundo más consciente y respetuoso con nuestro entorno.
¡Vivan los Ríos Vivos!
